Danilo,
de nueve meses y quien tiene síndrome de Zika congénito y microcefalia, ríe
mientras recibe besos de sus hermanos. Es un niño amado por su familia y su
comunidad en Guatemala, pero un nuevo informe de Unicef reporta que millones de
niños tienen muchas menos probabilidades de atención y oportunidades. Foto:
Volpe/Unicef
En el mundo hay casi 240 millones de niños con
discapacidad, uno de cada 10, de acuerdo con un estudio sobre indicadores de
bienestar como salud, educación y protección publicado este miércoles 10 por
el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
“Esta nueva investigación confirma lo que ya
sabíamos: en el ejercicio de sus derechos, los niños con discapacidad se
enfrentan a múltiples desafíos que a menudo se superponen (…) con demasiada
frecuencia, simplemente se les deja atrás”, dijo Henrietta Fore, directora
ejecutiva de Unicef, al presentar el informe.
El estudio incluye datos comparables a nivel
internacional de 42 países y abarca más de 60 indicadores del bienestar
infantil, desde la nutrición y la salud hasta el acceso al agua y el
saneamiento, la protección contra la violencia y la explotación, y la
educación.
Los indicadores se desglosan por tipo de dificultad
funcional y gravedad, género, situación económica y país.
Se ponen de manifiesto los obstáculos a los que se
enfrentan los niños con discapacidad para participar plenamente en sus
sociedades, y los efectos negativos para la salud y la sociedad que a menudo se
derivan de esta situación.
En comparación con los niños sin discapacidad, los
niños con discapacidad tienen 24 por ciento menos de probabilidades de recibir
una atención temprana y receptiva, 25 por ciento más probabilidades de ser
víctimas de emaciación (adelgazamiento patológico) y 34 por ciento más de
sufrir retraso en el crecimiento.
La probabilidad de que sufran síntomas de infección
respiratoria aguda es 53 por ciento mayor que la de los niños sin discapacidad.
Sus probabilidades de adquirir conocimientos
básicos de lectura, escritura y aritmética son 42 por ciento menores, y tienen
49 por ciento más probabilidades de no haber asistido nunca a una escuela.
De asistir a una escuela primaria sus
probabilidades son 47 por ciento menos, 33 por ciento menos de que no asistan
al primer ciclo de secundaria y 27 por ciento más de probabilidades de no ir al
segundo ciclo de secundaria.
“Desde el acceso a la educación a los libros que
las familias les leen en casa, los niños con discapacidad tienen menos
probabilidades de ser incluidos o escuchados en todos los ámbitos evaluados”,
observó Fore.
El informe concluye que los niños con dificultades
para comunicarse y ocuparse de sí mismos son los que tienen más probabilidades
de no ir a la escuela, independientemente del nivel educativo.
Las tasas de desescolarización son más elevadas
entre los niños con múltiples discapacidades, y las disparidades son aún más
significativas si se tiene en cuenta la gravedad de la discapacidad.
El informe también recogió que los niños con
discapacidad tienen 32 por ciento más de probabilidades de sufrir castigos
corporales graves, 41 por ciento de más probabilidades de sentirse
discriminados, y 51 por ciento más probabilidades de sentirse infelices.
La experiencia de María Alexandrova, una joven
búlgara de 20 años que creció con discapacidad fue presentada en el informe,
donde sostuvo que “ningún niño, especialmente los más vulnerables, debería
tener que luchar solo por sus derechos humanos básicos”.
“Necesitamos que los gobiernos, las partes
interesadas y las organizaciones no gubernamentales garanticen que los niños
con discapacidad tengan un acceso igualitario e inclusivo a la educación”,
subrayó Alexandrova.
Sobre la base de su nuevo estudio, que encuentra
una prevalencia de la discapacidad en niños superior a estimados previos,
Unicef solicita a los gobiernos trabajar para eliminar las barreras físicas, de
comunicación y de actitud que mantienen a las personas con discapacidad al
margen de la sociedad.
Reclama garantizar igualdad de oportunidades para
los niños, con medidas como garantizar la inscripción de los nacimientos; la
inclusión de los servicios de salud, nutrición y agua; la educación equitativa;
y el acceso a las tecnologías de asistencia.
Los gobiernos también deben trabajar para erradicar
el estigma y la discriminación en todas las comunidades, consultar a las
personas con discapacidad, y considerar toda la gama de discapacidades y las
necesidades específicas de los niños y sus familias, a la hora de proporcionar
servicios inclusivos y educación de calidad.
Publicado por IPS Noticias – Naciones
Unidas – 10/11/2021 -
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