jueves, 23 de septiembre de 2021

Mujeres en la Historia (Argentina) ¿Quién fue Mariquita Sanchez de Thompson?


 

Nació el 1 de noviembre de 1786, con el nombre de María Josefa Petrona de Todos los Santos Sánchez de Velazco y Trillo, pero fue conocida como Mariquita Sánchez. Hija única de una de las familias más acomodadas y prestigiosas de la época, recibió una educación con los mejores maestros de ese tiempo. Como todas las niñas de alta cuna, aprendió cultura general, artes, música, idiomas y buenos modales, y logró una formación envidiable.

Con los años, ganó cierta popularidad en los círculos intelectuales, con las tertulias que se realizaba en su casa. Allí se relacionó con representantes de la Generación del 37, el movimiento intelectual que fundó el Salón Literario en Buenos Aires, al que adhirieron distintas personalidades como Domingo F. Sarmiento, Esteban Echeverría, Bartolomé Mitre, Vicente F. López, José Mármol y Miguel Cané, entre otros.

Mariquita y el Himno Nacional

Se dice que allí mismo, en su casa, se interpretó el Himno Nacional Argentino por primera vez. Sin embargo, algunos historiadores aseguran que Mariquita Sánchez no dejó ningún escrito en el que menciona ese hecho tan importante. Aún así, otros aseveran el suceso y hasta le ponen fecha: posiblemente, la interpretación de esta Marcha Patriótica pudo haber sucedido el 14 o 25 de mayo de 1813.

Se trata de un momento cuando comienzan a representarse los símbolos patrios. El Triunvirato de entonces entendió que existía la necesidad de una canción oficial. A partir de su sanción, el 11 de mayo de 1813 por la Asamblea del Año XIII, el encargado de la composición fue el diputado Vicente López y Planes.

Originalmente, la primera versión del Himno constaba de muchos más versos, con una fuerte intención antimonárquica y antiespañola. Sin embargo, con el tiempo, el furor contra España fue mermando y, con la idea de conservar cierto acercamiento político con diplomáticos españoles, se encomendó modificar estrofas y abreviar su extensión, sin tintes peyorativos sobre otras naciones.

La tradición continúa sosteniendo que Mariquita Sánchez interpretó aquella pieza simbólica, en una de las reuniones de aquel prestigioso Salón.

Mariquita: mujer empoderada

En contra de lo que se esperaba, fue una mujer con gran personalidad y opinión propia, sobre la historia, el país, el futuro, el amor. Tenía catorce años, cuando se enamoró y comprometió con su primo, Martín Thompson. En ese momento, regía la Real Pragmática sobre Hijos de Familia, la cual establecía que los hijos de “blancos” menores de 25 años solo podían casarse si contaban con el consentimiento de sus padres o tutores. Ella no lo tenía: sus padres deseaban casarla con un comerciante rico. En esos casos, los más pudientes, podían acceder a los “juicios de disenso”, mediante los cuales la pareja intentaba conseguir el permiso. El procedimiento jurídico que llevó a cabo Mariquita fue uno de los más resonados de la época.

Luego de 13 días de juicio, finalmente logró su matrimonio. Tuvieron cinco hijos: Clementina, Juan, Magdalena, Florencia y Albina. Martín Thompson fue primer capitán de puertos de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Murió en altamar en 1819. Un años después, Mariquita contrajo nuevas nupcias con Washington de Mendeville, un francés muy cuestionado por sus labores diplomáticas en el exterior. Con él tuvo tres hijos, Julio, Carlos y Enrique, pero una pareja infeliz.

Mariquita Sánchez también tuvo una formada opinión sobre la situación política y económica de la región en la que le tocó vivir. Si bien forjó una relación desde niños con Juan Manuel de Rosas, a través de un conocido en común, los intelectuales con quienes se rodeaba en las tertulias de su casa fueron todos opositores. Muchos, para evitar la persecución, se exiliaron en distintas partes, incluída Mariquita, quien se estableció en Uruguay en 1837. Desde allí, nunca dejó de escribir ni de exponer su punto de vista.

A su vuelta, participó de la sociedad de beneficencia y continuó luchando con un espíritu independentista, feminista y liberal, en contra de muchos de los principios culturales establecidos en la región rioplatense de fines del siglo XIX.

Juan Bautista Alberdi escribió sobre Mariquita: “Fue la personalidad más importante de la sociedad de Buenos Aires, sin la cual es imposible explicar el desarrollo de su cultura y buen gusto".

Murió el 23 de octubre de 1868, pero a 150 años de su fallecimiento, la historia comenzó a reivindicar a muchas de estas pioneras que, como ella, expusieron su mirada en un mundo de hombres. Y aún desde el lugar que le asignaron, batallaron a favor de la igualdad, la inclusión y la oportunidad de construir un mundo, tal vez, un poco mejor.

Fuente consultada:  Ministerio de Cultura de la Nación – Argentina-

Mujeres y trabajo: la pandemia acentuó las disparidades de género

Según el más reciente relevo realizado por la consultora Bridge The Gap, 9 de cada 10 personas que redujeron horas de trabajo son mujeres.

Bridge The Gap, hub de soluciones en género y diversidad, llevó adelante una investigación con fin de indagar y medir el impacto de la pandemia en los hogares y las trayectorias laborales en el último año a raíz del COVID-19.

Denominado "Trayectorias Laborales y Covid-19”, el estudio arroja que un 60% de las mujeres encuestadas que tienen hijos tuvieron que reducir su jornada laboral. El cierre de los establecimientos educativos fue uno de los factores que reforzó esa situación: 44.6% de las mujeres dijeron que esto les influyó mucho o bastante.

Principales resultados

Entre las conclusiones del estudio se destacan:

  • Un 67% de las mujeres con secundario completo debió reducir horas de trabajo, porcentaje que baja a un 38% cuando son mujeres universitarias.
  • En pandemia, las mujeres han relegado en un 70% actividades de ocio, mientras que los hombres en un 52%. Respecto al autocuidado, las mujeres la han dejado de lado en un 62.6% frente a 36% de los varones.
  • Asimismo, las mujeres reportan mayores niveles de afectación a la salud física: 43% versus 20% en los varones.
  • En relación al motivo por el cual resignaron horas, el 45% de las mujeres hizo referencia al incremento de responsabilidades domésticas, y el 33% remitió a la escolaridad de los hijos/as. En el caso de los varones, el 37% manifestó como primera motivación el miedo al contagio, seguido por el 26% que habla de responsabilidades domésticas, y en último lugar aparece la escolaridad y los cuidados.

 Resignar horas y proyectos laborales

Sí, ese fue el inevitable destino para muchas mujeres, que en un 45% respondió que debía atender responsabilidades domésticas, mientras que este motivo lo refiere un 26% de los varones.
Así mismo un 56.6% de las mujeres indicaron haber vivido con 
angustia y preocupación las consecuencias económicas.

Para los varones, casi 7 de cada 10 han referido la inquietud económica como la emoción preponderante, mientras que 37% menciona la angustia. Llamativamente, un 26% vivió el hecho de resignar horas de trabajo con satisfacción. Tan solo el 3% de las mujeres dio la misma respuesta.

Por otro lado, las mujeres reportaron mayores niveles de dificultad para adaptarse a las nuevas modalidades de trabajo: 67.5% manifestaron dificultades para compatibilizar tareas laborales y familiares, en comparación al 40% de los varones.

En estos datos, encontramos que 9 de cada 10 personas que respondieron tener dificultades para compatibilizar ambos espacios son mujeres, y la misma proporción se mantiene en quienes respondieron sentir una falta de adecuación de su espacio de trabajo.

Además, el 12% de las mujeres encuestadas refiere haber rechazado posibilidades de crecimiento laboral por responsabilidades en el hogar. Sólo un 3.8% de los varones dieron la misma respuesta.  Por otra parte, el 29% de las mujeres consideran que su productividad laboral se vio más afectada que la de sus parejas. Este porcentaje se reduce a un 15% en el caso de los varones.

Familia y trabajo

Las diferencias son notorias entre las personas con hijos/as, y las personas sin hijos/as. La misma se acentúa aún más en el caso de las mujeres que trabajan: 6 de cada 10 mujeres con hijos/as tuvieron que reducir horas de su trabajo remunerado. Esta proporción baja a 1,2 en mujeres sin hijos/as. El cierre de los establecimientos educativos es uno de los factores que explica esta situación: 44,6% de las mujeres dijeron que esto les influye mucho o bastante.

Dentro de las estrategias adoptadas para resolver este problema, el 31% de las personas con hijos/as refieren haber recurrido a contratar ayuda externa para realizar tareas domésticas durante la pandemia. Este porcentaje se reduce a un 10% en el caso de quienes no tienen hijos/as.

También las dificultades en el ámbito laboral se acentúan para quienes son padres. El 52% sintió la falta de adecuación de las jornadas laborales a la nueva realidad, lo cual representa sólo el 12% en las personas sin hijos/as. Esa cifra aumenta aún más en mujeres madres: el 83% refiere que le costó compatibilizar el espacio laboral con el personal, lo cual solo aparece en el 17% de las mujeres sin hijos/as.

En relación al desarrollo laboral, un 18% de las mujeres con hijos/as tuvo que rechazar posibilidades de ascenso o mayor responsabilidad en su trabajo por tener que asumir nuevas responsabilidades en la casa. Este número baja tan sólo un 3.5% en las mujeres que no tienen hijos/as.

Medidas escasas de las empresas

Según el mismo trabajo, casi 4 de cada 10 empresas que pasaron a teletrabajo no realizaron ningún cambio, no adoptaron medidas para sus empleados frente a esta nueva normalidad.

Mientras que 3 de cada 10 implementaron acciones de promoción de la conciliación, seguido de medidas de promoción de la salud mental y ampliación de licencias.

Por su parte, más de un 30% del total de la muestra hace referencia a que los jefes no respetan los horarios de descanso -35% los varones, 31% las mujeres- En relación a la falta de adaptación de los objetivos al nuevo contexto, lo piensa un 23% de los varones y un 21% de las mujeres. El excesivo control del desempeño laboral lo refiere un 30% de los varones, y el 13% de las mujeres.

También las dificultades en el ámbito laboral se acentúan para quienes son padres. El 52% sintió la falta de adecuación de las jornadas laborales a la nueva realidad, lo cual representa sólo el 12% en las personas sin hijos/as. Esa cifra aumenta aún más en mujeres madres: el 83% refiere que le costó compatibilizar el espacio laboral con el personal, lo cual solo aparece en el 17% de las mujeres sin hijos/as.

En relación al desarrollo laboral, un 18% de las mujeres con hijos/as tuvo que rechazar posibilidades de ascenso o mayor responsabilidad en su trabajo por tener que asumir nuevas responsabilidades en la casa. Este número baja tan sólo un 3.5% en las mujeres que no tienen hijos/as.

Medidas escasas de las empresas

Según el mismo trabajo, casi 4 de cada 10 empresas que pasaron a teletrabajo no realizaron ningún cambio, no adoptaron medidas para sus empleados frente a esta nueva normalidad.

Mientras que 3 de cada 10 implementaron acciones de promoción de la conciliación, seguido de medidas de promoción de la salud mental y ampliación de licencias.

Por su parte, más de un 30% del total de la muestra hace referencia a que los jefes no respetan los horarios de descanso -35% los varones, 31% las mujeres- En relación a la falta de adaptación de los objetivos al nuevo contexto, lo piensa un 23% de los varones y un 21% de las mujeres. El excesivo control del desempeño laboral lo refiere un 30% de los varones, y el 13% de las mujeres.

Publicado por PERFIL -  SOCIEDAD (Marie Claire)  08/09/21 -

 


La Unesco reclama seguridad para periodistas en Afganistán


 












Khadija Amin y Shabnam Dawran fueron despedidas de sus puestos de trabajo, al iniciarse el control talibán sobre medios de comunicación tras la captura del poder en en país asiático hace una semana. Imagen: captura de video/CP

La libertad de expresión y el respeto al trabajo periodístico deben continuar garantizados en Afganistán, exigió este viernes 20 la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).

Audrey Azoulay, directora general de la Unesco, afirmó que “el acceso a una información fiable y a un debate público abierto mediante medios de comunicación libres e independientes es esencial para que los afganos vivan en la sociedad pacífica que merecen”.

Agregó que “en este momento crítico, nadie debe tener miedo de decir lo que piensa y se debe garantizar la seguridad de todos los periodistas, en especial de las mujeres”.

La Unesco aboga por que los avances logrados en las últimas dos décadas en materia de libertad de expresión no se reviertan “y que las mujeres periodistas, en particular, puedan continuar con su crucial labor”, de acuerdo a un texto de la organización.

“En este momento crítico, nadie debe tener miedo de decir lo que piensa y se debe garantizar la seguridad de todos los periodistas, en especial de las mujeres”: Audrey Azoulay.

La agencia de la ONU registró las recientes declaraciones, del movimiento talibán que se hizo con el poder hace una semana, de que no habría amenazas ni represalias contra los periodistas, y pidió que ese compromiso “se respete y se cumpla rigurosamente en todo el país”.

El día 18, la Federación Internacional de Periodistas (FIP) y el estadounidense Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ en inglés) dieron cuenta de que dos presentadoras de noticias de la Radio Televisión de Afganistán (RTA) fueron retiradas de sus puestos de trabajo.

Se trata de las periodistas Shabnam Dawran y Khadija Amin, a quienes se les impidió acceso a la RTA, se les indicó que debían devolverse a sus casas hasta nuevo aviso, por lo que temen por su integridad y sus vidas.

“Todo lo que hemos logrado durante 20 años desaparecerá. Los talibanes son los talibanes. No han cambiado”, comentó Amin en un contacto registrado por la FIP y que alude a normas que en el pasado impuso la milicia talibana para negar el derecho al trabajo de las mujeres.

La FIP declaró que su atención y preocupación “por la situación que enfrentan ahora las mujeres periodistas que trabajan en el país bajo el liderazgo de los talibanes y el impacto en la información de los medios”.

También corresponsales y enviados de la prensa internacional han registrado agresiones y limitaciones para ejercer su trabajo en los últimos días en la capital, Kabul, y en ciudades del interior de Afganistán.

Los peligros para el periodismo no se limitan a los episodios asociados a la captura del poder por el talibán este agosto, pues según la Unesco solo este año al menos siete periodistas, entre ellos cuatro mujeres, han muerto en actos de servicio.

La Unesco reiteró que mantiene su “compromiso de seguir apoyando la libertad de expresión y el acceso a la información de todos los afganos de todas las maneras posibles”.

La organización recordó que en las últimas décadas “ha ayudado y participado en el desarrollo de un sector de medios de comunicación profesional, dinámico y diverso en Afganistán, que sigue demostrando un extraordinario compromiso con el público, incluso frente a la violencia y las amenazas”.

Ese trabajo incluyó asistencia en la formulación de nuevos marcos legislativos, contribución al desarrollo de los medios de comunicación comunitarios, mejora de la educación periodística, promoción de la igualdad de género en los medios de comunicación y fortalecimiento de la radiodifusión educativa.

Las organizaciones profesionales pidieron mantener la atención internacional sobre el trabajo de la prensa en Afganistán, y el CPJ solicitó al gobierno estadounidense que facilite el paso seguro fuera del país asiático y proporcione visas de emergencia a los comunicadores en peligro.

A-E/HM

Publicado por: Inter Press Service – París – 20/08/21

Las mujeres en Indonesia ya no deberán hacerse pruebas de virginidad para entrar al ejército

El examen ginecológico, además de ser abusivo, era profundamente discriminatorio. Los reclutas hombres nunca fueron sometidos a este tipo de chequeos


Sí, aunque parezca sacado de una película terror, en Indonesia durante décadas se les pidió a las mujeres que querían ingresar al ejército, una prueba de virginidad. Esta práctica dejará de ser aplicada este 2021.

El examen consistía en que un doctor examinara con sus dedos si el himen de las aspirantes estaba intacto. Fallar en este punto suponía el rechazo de la aspirante y el fin de su sueño de convertirse en militar.

Según BBC, el examen se extendía incluso a las esposas de los oficiales, quienes debían tener su himen intacto antes de contraer matrimonio.

Sin embargo, el examen ginecológico, además de ser abusivo, era profundamente discriminatorio. Los reclutas hombres nunca fueron sometidos a estos chequeos y su ingreso al ejército de Indonesia no dependía de su virginidad.

«Las ‘pruebas de virginidad’ son una forma de violencia de género y es una práctica ampliamente desacreditada’, dijo a la BBC, Andreas Hasorno, investigador de Human Rights Watch en Indonesia.»La prueba incluye la práctica invasiva de insertar dos dedos en la vagina para, supuestamente, evaluar si la mujer ha tenido relaciones sexuales anteriormente».

Según Hasorno, muchas mujeres activas en el ejército hablaron con la organización y manifestaron que dicho procedimiento era doloroso, incómodo y humillante. Y es que desde 2014 en Indonesia se considera que estas pruebas no tienen ninguna base científica. Entonces, ¿por qué el ejército las seguía realizando?


FIN DE LAS PRUEBAS DE VIRGINIDAD EN EL EJÉRCITO DE INDONESIA

El ejército de Indonesia suprimió a partir de este año la realización de este test, por considerar que no aporta nada a los exámenes médicos requeridos para ser parte de las fuerzas armadas. Esto ocurre luego que la comunidad científica del país considerara que esta prueba no tiene ningún fundamento científico y es profundamente abusiva.

«Ya no será necesario. El objetivo del proceso de selección es verificar la salud y este examen es completamente irrelevante», manifestó Andika Perkasa, jefe del ejército de Indonesia.

A partir de ahora, las candidatas solo deberán presentar exámenes físicos y psicológicos para entrar al ejército, al igual que sus colegas hombres.

«El comando del ejército está haciendo lo correcto. Ahora es responsabilidad de los comandantes territoriales y de batallón seguir las órdenes y reconocer la naturaleza no científica y abusiva de esta práctica», agregó Hasorno.

Por el momento se desconoce si esta medida escalará a las otras fuerzas armadas de Indonesia como la fuerza aérea o la policía.

 

Publicado por Play Ground -  Marion Cárdenas – 12/08/21

 

Sharbat Gula, la joven afgana que le dio cara a la guerra


 La «niña afgna» fue portada de la revista de National Geographic en 1985, volviéndose internacionalmente famosa. Ella no se enteró de este éxito, mientras vivía como una refugiada más de un conflicto que parece no tener fin

La fotografía puede congelar un instante y preservarlo para la historia, creando obras que representan desde la más increíble felicidad, hasta los peores momentos vividos en una guerra, como fue el caso de Sharbat Gula.


UNA REFUGIADA ENTRE MILES

El conflicto en Afganistán no es nuevo, esta nación lleva más de 30 años en guerra. Al principio, la lucha era contra los soviéticos, quienes intervinieron para instaurar un gobierno comunista.

La Unión Soviética falló en el intento, pero dejó tras de sí una larga línea de heridos, desplazados y refugiados que perdieron lo poco que tenían; los mismos que no podían volver a sus pueblos de origen porque ahora sus territorios eran controlados por las milicias.

Sharbat Gula era una niña en aquel entonces, nacida en una pequeña provincia afgana, quien tuvo que huir junto con sus hermanos y su abuela tras la muerte de sus padres en un ataque aéreo.

Cuando Gula tenía 12 años, se encontraba en el Campo de Refugiados de Nasir Bagh, ubicado cerca de la frontera con Pakistán.

Allí, la joven afgana se encontró cara a cara con Steve McCurry, un fotógrafo estadounidense que estaba cubriendo la Guerra de Afganistán. Gula, asustada y desconfiada, miró directamente a la cámara con sus penetrantes ojos verdes, mientras su cabeza se encontraba cubierta por un velo rojo.

Curry aprovechó la ocasión para tomar una de las fotografías más icónicas del siglo XX. Sharbat Gula se convirtió en el rostro de los refugiados afganos, y en una de las niñas más famosas de occidente en su momento.


¿QUÉ FUE DE LA JOVEN AFGANA?

Luego de Curry dejara el campo de refugiados, Gula siguió viviendo ahí hasta que se mudó a Pakistán. Al cumplir 13 años, se casó con un panadero y posteriormente dio a luz a cinco hijos.

En todo ese tiempo, la joven afgana no se enteró de lo famosa que era su fotografía, ni del impacto que había tenido en el mundo. De hecho, se cree que esa fue la única fotografía que le fue tomada en su juventud, debido a las mujeres pastunes, etnia a la que pertenece Gula, no pueden mostrar su rostro a desconocidos.

Por su parte, Curry ganó muchísimo reconocimiento internacional gracias a la fotografía de la joven afgana, aunque él también desconocía la identidad de la niña. En el 2002, Curry emprendió una travesía por Afganistán y Pakistán, decidido a encontrarse nuevamente con Gula.

El recorrido lo llevó hasta una empobrecida área de Pakistán, habitada por refugiados afganos. Curry se reencontró con Gula, a quien le hicieron un examen de reconocimiento por patrón de iris, para corroborar su identidad. Finalmente, la joven afgana tenía nombre.


SHARBAT GULA Y LA VIDA DE UNA MUJER ASILADA

La joven afgana es recordada por sus fascinantes ojos verdes y su enigmática expresión. Sin embargo, su experiencia de vida ha sido la de una mujer refugiada, que ha tenido que soportar las décadas más difíciles del conflicto en Afganistán.

Ella vivió como solicitante de asilo en Pakistán hasta 2016, cuando fue detenida por las autoridades locales. ¿La razón? Gula quería mudarse, pero necesitaba papeles de identidad pakistaníes, que nunca pudo obtener. Gula falsificó estos documentos, fue acusada por robo de identidad y después decidió volver a Afganistán.

Actualmente, la joven afgana, que ahora es una mujer viuda, vive en Kabul. Esta ciudad, al igual que casi todo el país, fue tomada por la milicia radical talibana.

 

Publicado por  Play Ground -  Mariana Yánez 20 / 08 / 2021

viernes, 10 de septiembre de 2021

LAS NUMEROSAS PROHIBICIONES QUE LOS TALIBANES IMPONEN A LAS MUJERES


 Borradas de la esfera pública

Para los talibanes, las mujeres no juegan ningún rol en la esfera pública. Si bien hoy se presentan como moderados ante los ojos del mundo, la represión contra estudiantes y trabajadoras ha comenzado en algunas provincias. Una de las prohibiciones impuestas es que no puede haber imágenes de mujeres ni en revistas ni en tiendas.


Las mujeres no se educan

En mayo de 2012, los talibanes tirotearon a Malala Yousafzai en Pakistán por pelear por el derecho de las niñas a recibir educación. A estos integristas les parece innecesario que las mujeres se eduquen, y a partir de los 10 años tienen prohibido ir a la escuela. No hablemos ya de la universidad. Durante el primer gobierno talibán (1996-2001), muchas escuelas se convirtieron en seminarios.


¿Modelos? Ni soñarlo

Los pantalones acampanados o los zapatos con taco alto están vedados, porque un varón no debe oír los pasos de una mujer. Las mujeres tampoco pueden usar vestimentas coloridas, porque para los talibanes los tonos vistosos son "sexualmente atractivos". Es decir, una escena como la de la foto, de un desfile de modas en Kabul en agosto de 2017, sería imposible hoy por hoy en Afganistán.


Nada de uñas pintadas ni maquillaje

Según RAWA, durante el primer gobierno talibán hubo reportes de mujeres a las que les fueron amputados los dedos por haberse pintado las uñas. Ellas tampoco pueden maquillarse o usar cosméticos, y si no se atienen a las estrictas normas de vestir de los talibanes, corren el riesgo de ser azotadas en público, como ocurrió ya en el pasado y como muchas temen que vuelva a ocurrir.


Nada de TV y nada de tobillos

Todas las prohibiciones descritas fueron impuestas por los talibanes entre 1996 y 2001, y nada hace pensar que eso no volverá a suceder. Según el criterio de los radicales, las mujeres no tienen derecho a tener presencia en radio, TV ni en reuniones públicas. De hecho, no pueden siquiera escuchar música. En la foto, la presentadora Karishma Naz, que comete otro pecado: muestra los tobillos.


Adiós a las bicicletas

En el primer régimen talibán, las mujeres tenían prohibido montar en bicicleta o en motocicleta. Si querían viajar en bus, debía ser en buses solo para ellas, pues no tenían permitido mezclarse con varones en el transporte público. Y si por alguna razón necesitaban un taxi, debían tomarlo en compañía de su mahram, una suerte de cuidador que debe ser un familiar cercano (padre, hermano o esposo).


A los talibanes no les gustan las deportistas

Por cierto, las mujeres tampoco tienen derecho a participar en actividades deportivas o pertenecer a un club. Incluso hubo épocas durante el régimen talibán en que las castigaban por asomarse a la ventana o salir al balcón. Actividades como el montañismo practicado por Fatima Sultani (en la foto) probablemente dejarán de ser posibles ahora en Afganistán.


¿Podrán seguir trabajando fuera de casa?

Salvo algunas doctoras para atender a mujeres (pues ellas no pueden ser tratadas por médicos varones), los talibanes prefieren no ver a nadie del sexo femenino en puestos de trabajo. Y si bien el 17 de agosto de 2021 llamaron a las funcionarias a presentarse en sus puestos de trabajo, está por verse cuántos derechos les van a reconocer en ese campo. En la foto, la periodista Anisa Shaheed.


Reducidas a la invisibilidad

La lista de prohibiciones es larga y los castigos son palizas públicas. Las mujeres deben usar un velo que las cubra completamente, no pueden salir solas ni estrechar la mano a un varón. Las lapidaciones por adulterio eran pan de cada día. Las mujeres incluso tenían vedado reír fuerte o ser fotografiadas. Además, muchas veces eran forzadas a casarse, incluso siendo niñas.

                                      

Mujeres de armas tomar

A la luz de la vida miserable a la que se vieron sometidas por los talibanes, muchas mujeres tomaron las armas para enfrentarlos. En la provincia de Ghor se montó una milicia femenina para frenar a los integristas, mientras que en Charkint, la gobernadora (una de las tres de Afganistán) Salima Mazari formó milicias que contuvieron a los talibanes hasta después de la caída de Kabul.



Autor: Diego Zúñiga

·         Fecha 27.08.2021

·         Autor Sandra Petersmann

·         Temas KabulHamid KarsaiOTANTalibanesElecciones en EE.UU. 2020Afganistán

·         Palabras clave AfganistántalibanesAshraf GhaniJoe BidenOTANKabulFatima Galiani

·         Publicado por: DW – Agosto 2021

El futuro de las mujeres y niñas afganas bajo el régimen talibán

MUJERES AFGANAS EN EL MERCADO. IMAGEN: PIXABAY

Bajo el viejo régimen talibán en Afganistán, la vida de las mujeres fue marcada por severas prohibiciones; hoy, se reaviva el miedo de una era sin derechos

Los afganos viven una nueva crisis mientras miles de personas huyen del nuevo régimen.  Y la historia de los talibanes en el país lo deja claro: las más afectadas serán las mujeres y niñas de Afganistán.


¿QUIÉNES SON LOS TALIBANES Y POR QUÉ LUCHAN?

El origen de la milicia talibán es incierto, pero se cree que se formó entre las décadas de los 70 y 80, cuando Afganistán luchaba contra la Unión Soviética. El objetivo ruso era apoyar una revolución comunista, que tomara el poder y gobernara el país.

No obstante, el conflicto fue más largo de lo que los soviéticos esperaban, y a finales de los 80 retiraron sus tropas. Posteriormente, el gobierno socialista de Afganistán colapsó y las diversas tribus locales empezaron a disputarse el poder.

Entre ellas, estaban los talibanes, conformados por fundamentalistas religiosos que buscan imponer un gobierno islámico ultraconservador. Al llegar los 90, los talibanes controlaban la mayor parte de la nación. En 1996 instauraron su gobierno, el cual fue una pesadilla para las mujeres y niñas de Afganistán.


LAS MUJERES Y NIÑAS DE AFGANISTÁN A LAS QUE LES PROHIBIERON TODO

El primer régimen talibán gobernó el territorio afgano hasta 2001, cuando la coalición internacional, liderada por EE.UU, intervino y los derrocó. Sin embargo, el daño a las mujeres y niñas de Afganistán estaba hecho.

Durante la era de los talibanes, las mujeres solo podían salir de sus hogares acompañadas por un varón de la familia. En cualquier caso, cada vez que estuviesen en la calle tenían que estar cubiertas con un largo velo, conocido como burka, que esconde el cuerpo de las mujeres de la cabeza hasta los pies.

Ellas tampoco podían maquillarse, usar zapatos de tacón, hacer negocios, saludar o estrechar la mano de un desconocido, subir a autobuses, tomar taxis ni conducir autos.


AFGANAS, LAS MUJERES QUE TEMEN DESAPARECER

El control de los talibanes sobre la vida de las mujeres y niñas de Afganistán continúo empeorando, hasta convertir el día a día de las afganas en una prisión.

En su apogeo, la milicia talibana prohibió que las mujeres se asomasen en los balcones de sus casas, las ventanas de los apartamentos debían ser oscuras para que nadie pudiera verlas desde el exterior, y las niñas no podían ir a la escuela a partir de los ocho años de edad.

EL ACCESO A LA EDUCACIÓN DE LAS NIÑAS AFGANAS ES MUY LIMITADO. IMAGEN: PIXABAY

Entre las prohibiciones más terribles, estaba la ley que impedía que las mujeres se rieran en voz alta, que participaran en festividades o que ingresaran a estadios deportivos. Ninguna mujer tenía permitido usar baños públicos, tampoco podían subir a una motocicleta ni usar bicis.

Por supuesto, las relaciones sexuales o sentimentales fuera del matrimonio están estrictamente prohibidas, y si una joven era descubierta con un novio, podía enfrentar la lapidación pública. Las mujeres y niñas de Afganistán ni siquiera existían en los medios, puesto que no podían ser fotografiadas, ni aparecer en videos, programas de TV o en la radio.

Actualmente, y siguiendo distintas tradiciones sociales, el nombre de las afganas no es mencionado en ninguna celebración a las que se les invita, ni siquiera en su boda o cumpleaños.

La atención médica para las mujeres sigue siendo deficiente, casi todos los matrimonios son arreglados, los partos son en casa y las complicaciones luego de dar a luz son comunes.

Al morir, el nombre de una mujer de Afganistán no aparece en la lapida de su tumba.


¿CUÁL ES EL FUTURO QUE LES ESPERA?

En pocas semanas, la milicia talibán avanzó hasta apoderarse de todas las ciudades importantes del nordeste, incluyendo Kabul, la capital. Aquí, las mujeres y niñas de Afganistán habían conseguido luchar por sus derechos.

En varios vecindarios de Kabul, las niñas iban a la escuela, las mujeres podían trabajar, incluso llegaron a tener cargos políticos y unas pocas se convirtieron en ministras. Eso era ayer, hoy es diferente.

No se sabe qué pasará con las ciudadanas afganas, la única certeza es que sus derechos están en peligro, como lo han demostrado las acciones de los talibanes en otras regiones conquistadas.

Curiosamente, Suhail Shahin, representante de la milicia, asegura que esta vez será diferente y que no hay de qué preocuparse.

No obstante, muchos civiles se han apresurado a abandonar el país, dirigiéndose a destinos inciertos y precarios, donde el mayor peso lo llevarán las mujeres y niñas de Afganistán.

Publicado por Play Ground – Mariana Yáñez – 16/08/21

 

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